Seguramente todos hayamos escuchado hablar de Core, pero no todos sepamos realmente lo que significa, y lo más importante ¿cómo debe entrenarse? Bien, para contestar esta pregunta es imprescindible definir qué es y cuáles son sus funciones.
Revisando la anatomía, debemos comprender que el core no solo abarca el recto abdominal y los oblicuos (muchas veces únicos músculos trabajados en nuestra rutina de entrenamiento). El Core o núcleo implica en primer lugar todos los músculos de nivel más profundo de nuestro tronco: Diafragma (¿trabajar la respiración implica trabajar el core?), tranverso, cuadrado lumbar, oblicuos internos y músculos del suelo pélvico. Los de un nivel más superficial: recto abdominal, oblicuo externos, serratos, multífidos. Pero no acaba aquí, además de los ya nombrados el Core también implica músculos que cruzan las articulaciones de hombro y cadera como: el psoas, los glúteos, pectorales o dorsales entre otros.
Sabiendo que es un concepto mucho más amplio de lo que pensábamos, vamos ahora a definir cuáles son sus funciones, algo imprescindible para entender la forma más eficaz de poder entrenarlo.
Su principal función es la de detener el movimiento. Entonces, ¿un crunch es el mejor ejercicio para trabajarlo?. Pongamos un ejemplo, imagina que vas andando por la calle y tropiezas con un bordillo, de tal manera que toda tu masa se desplaza bruscamente hacia delante, es ahí donde toda la musculatura implicada de la que ya hemos hablado actúa para frenar y contrarrestar esa fuerza evitado así que nos caigamos.
Quizá una buena forma de trabajarlo sea generando movimientos con brazos y piernas mientras todo nuestro núcleo permanece estático.
Además de esto, el core es el encargado de transmitir eficientemente las fuerzas entre tren superior y tren inferior. Por lo que teniendo en cuenta esto debemos entrenar la capacidad de transmitir las fuerzas NO DE GENERARLAS DESDE EL NÚCLEO. Con un ejemplo quizá lo veamos más sencillo.
Imagina ahora que eres un tenista, y que tu adversario te devuelve una bola al otro lado de la pista. Tienes que esprintar para poder llegar, acomodar los pies para preparar el golpeo y finalmente impactar con la pelota usando tus brazos. Todo ese recorrido que empieza en la carrera y acaba con el golpeo de la bola se transmite de pies a manos atravesando obviamente todo nuestro torso. Si éste presenta debilidades o inestabilidad, una de dos, o no seremos capaces de llegar a la bola o no la golpearemos en buenas condiciones.
Analizando lo que hemos comentado, quizá sea el momento de plantearnos una nueva manera de entrenar y acondicionar nuestro “abdominales”. Si quieres un entrenamiento funcional, entrena la función correcta de cada parte de cuerpo. Hagamos que nuestro cuerpo funcione.